Generalizando, se puede decir que las escuelas unitarias están situadas en localidades pequeñas, con un ambiente rural. Se caracterizan por tener un número reducido de alumnado, además de muy heterogéneo, en una misma aula pueden convivir niños y niñas de edades muy diferentes, desde el primer año de infantil hasta el último de primaria, normalmente con un único maestro/a.
Sus alumnos/as se benefician de:
- Un estilo de aprendizaje autónomo y participativo.
- Unas relaciones cercanas, de cooperación, en las que todos enseñan y aprenden.
- Un clima sereno.
- Un ritmo de aprendizaje desde las capacidades y los intereses de cada alumno/a
- La participación del alumnado, de las familias, de las personas del pueblo. La apertura al medio. El medio rural es rico en recursos y, bien utilizados, pueden ser una fuente de aprendizaje ya que la escuela no se reduce al aula.
Con la llegada de la LOGSE descubrimos que muchos de sus planteamientos se encontraban ya incluidos en sus principios: el trabajo en equipo del profesorado, la labor organizativa, la atención a la diversidad, el partir de las ideas previas del alumnado, la organización de los espacios y del tiempo, el trabajar con capacidades, la elaboración de materiales adaptados, el constructivismo...
Sin embargo, no todo son ventajas:
En primer lugar, hay que decir que para los niños y niñas que viven en el medio rural no existe la libertad de elección de centro, ya que los pueblos pequeños cuentan con un único centro escolar, generalmente una Escuela unitaria y a ella, les guste o no, los padres tienen que enviar a sus hijos, salvo que estén dispuestos y posean los medios económicos suficientes para mandarlos a una localidad distinta, lo cual deberán hacer irremediablemente cuando el niño concluya la Educación Primaria y pase a cursar la etapa Secundaria. Esta situación presenta un cambio en toda la familia, que hasta el momento disfrutaba de las ventajas que proporciona la cercanía del centro educativo y que, desde ese momento deberá adaptarse a una situación muy distinta. Al niño/a en concreto le llevará un proceso complicado de adaptación, ya que durante toda la etapa de Educación Primaria ha jugado y se ha relacionado con un número reducido de niños y niñas de entre 3 y 12 años de edad, y ahora se marchará a un instituto de Secundaria con un número de alumnos notablemente superior, los cuales le son desconocidos, siendo la mayoría mayores que él y donde no controla el entorno.
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